Poco a poco moría su amor, y nadie hacía nada para salvarlo se convirtieron en esclavos del tiempo, en títeres de la rutina cada cual en su mundo, cada cual por su lado.
Ayer, su amor se alimentaba de: besos de buenos días, y sin previo aviso, mensajes bonitos, tardes de películas y de paseos tomados de las manos.
Los Pequeños detalles que marcaban la diferencia en su romance, y lo impregnaba de una magia indescriptible, fueron sustituidos por las ausencias, las pocas palabras...
La promesa de un ‘’para toda la vida juntos’’ se les escurría entre sus dedos, mientras la indiferencia se robaba el papel principal de su historia. Formaron un gran abismo entre ellos, que era difícil cruzar tanta distancia para abrazarse nuevamente.
El amor se marchaba, se escapaba por la ventana más próxima. Púes a esas dos almas, más que el amor, los unía la costumbre.
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