Cuando le odias, pero al cabo de un minuto tendrás el valor para decir que le quieres. Cuando lloras en silencio, por no saber cómo responder ante esa situación. Cuando ríes, al pensar que pronto estará de vuelta. Cuando callas, por no echarlo todo a perder. Cuando le abrazas, como si fuese la última vez en hacerlo. Cuando le besas, como si fuese aquel día en el que lo hiciste por primera vez.
Cuando te enfadas, y reaccionas más tarde tras pensar en lo ocurrido. Cuando le miras, y recuerdas aquel momento que lo inició todo. Cuando le quieres, más que a nada en este mundo, más de lo que él aún se imagina.
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